Música ♡

viernes, 25 de diciembre de 2009

Dos mil ocho



Estoy revisando minuciosamente las palabras que escribía hace casi dos años atrás. No deja de sorprenderme la inmadurez desplegada en cada oración. Queda un séquito de irresponsabilidad en cada una de mis palabras, y en las tuyas. Hago esto, que es bien extraño, debido a que,  por tu llamada de ayer, mil recuerdos se volcaron frente a mis ojos. Como vi que el desorden era demasiado, los recogí en mis delgados brazos uno por uno. No los miraba, ya que no quería entrar en batallas conmigo misma. Con mis ojos cerrados, mi nariz tapada y mi boca bien junta, los tomaba con mis dedos en pinza y los ponía lejos de mi pecho. Cualquier aroma, sabor o sonido, harían que mi pecho recibiera doscientas mariposas de fuego. Cuando ya tenía todos en mi regazo, busqué algún lugar donde dejarlos... Pero no lo encontré. Y debido al peso de cada uno de tus recuerdos, comencé a hundirme lentamente en la tierra que nos vio crecer.
Y pensar que era el pilar que sostenía tu cabeza. A veces me preguntó si la odiosa que tienes a tu lado ahora, no la sostiene lo suficiente. Es que no entiendo que te llevó a recordarme. El tiempo y la distancia  ya van siendo eternos, no me vengas con que para ti seguirán por siempre en cero. Vez que apareces entras en mi como Pedro por tu casa, y pones mi mundo pies para arriba. No me sorprende que recuerdes todo lo vivido como si fuera ayer, fue nice. Lo que mejor recuerdo, es que cuando te preguntaba cuando me dejarías de amar, siempre me decías mañana. Y funcionaba de maravillas, como el cliché: "hoy no se fía, mañana sí".
Pero pude levantarme de mi hundimiento, pues comencé a flotar porque, como Alicia, creé un enorme charco de lágrimas. Y a mano tenía el botecito rojo chillón que nos paseó tantas veces, salí impetuosa de  tan desastrosa situación.
Y es realmente increíble, aún ladeo la cabeza, y me brillan los ojos con la canción que inundó nuestro dos mil ocho. Tal como las ampolletitas que me regalaste esa vez para que le hicieran compañía a la multitud de tulipanes con los que me sorprendiste. Pero se me viene a la mente y al corazón, esa tarjeta que hiciste tu mismo que decía: "Te amaré cada día y por siempre, hasta que el último de los tulipanes muera". Creo que te miré y sólo pensaba en  que me patearías en una semana. No obstante, uno de ellos era de plástico. Supongo que  no debería haber muerto nunca, ¿verdad?.


Feliz, sé muy feliz.


http://www.youtube.com/watch?v=OR6jc8RdAUs   ♫ 

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suspiró